Las estimaciones sugieren que Latinoamérica podría enfrentar pérdidas equivalentes al 11% del PIB para 2050, con Chile encontrándose solo después de Argentina en proyecciones de pérdidas económicas por culpa de los eventos climáticos extremos.
Fuente Futuro 360
Chile se encuentra entre los países más afectados por el cambio climático en América Latina, siendo las intensas sequías uno de los principales desafíos que enfrenta. Según estimaciones recientes, se proyecta que para el año 2050, la región podría enfrentar pérdidas equivalentes al 11% del PIB debido a este fenómeno.
Desde hace años, Chile ha experimentado las consecuencias del calentamiento global, con repercusiones tanto en el ámbito medioambiental como en el económico. Los patrones climáticos cambiantes han afectado no solo a los ecosistemas naturales, sino también a la disponibilidad de recursos hídricos y agrícolas, impactando directamente en la seguridad alimentaria y en la economía del país.
David García, director de riesgos y siniestros de Solunion Chile, empresa de seguros de crédito y gestión del riesgo comercial, señala que las condiciones climáticas adversas, como el Fenómeno del Niño y las sequías, han generado perjuicios en diversos sectores clave para Chile, como el frutícola y el agroquímico. Esto ha tenido repercusiones en la producción, el abastecimiento y la estabilidad de precios.
Según el informe de Allianz Trade, accionista de Solunion Chile, se estima que para 2050, Chile podría enfrentar pérdidas equivalentes al 7,4% de su PIB debido a las sequías, convirtiéndose en el segundo país más afectado de la región. Argentina sería la más afectada por las inundaciones, con daños proyectados equivalentes al 2,1% del PIB, y Brasil por la pérdida de productividad debido a las olas de calor, con un 6%.
García enfatiza la importancia de que Chile tome medidas adicionales para mitigar los riesgos económicos y sociales asociados al cambio climático. Esto incluye la inversión en tecnologías de desalinización y reutilización de agua, la prevención de incendios forestales, la promoción de la diversificación económica y el fortalecimiento de la resiliencia de la infraestructura y las comunidades costeras.
Estas acciones, según el ejecutivo, no solo pueden contribuir a la sostenibilidad y la sustentabilidad del país, sino que también son fundamentales para mitigar los riesgos económicos y sociales derivados del cambio climático, asegurando un acceso más próspero a largo plazo.