Noticias

Juan Pablo Orrego: “Participar del Jurado de Right Livelihood me inspiró a profundizar sobre la industria de la guerra”

Mientras el Jurado internacional de Right Livelihood discute en Sudáfrica las nominaciones para el Premio 2024, uno de sus integrantes afirmó que el proceso de selección de las y los nuevos galardonados significa mucho más que elegir entre increíbles agentes de cambio.

Juan Pablo Orrego, laureado de Right Livelihood en 1998 y miembro del Jurado 2024, explicó que la lectura del informe -el extenso documento que recopila las candidaturas para el Premio- y las deliberaciones del Jurado le han permitido establecer nuevas y útiles conexiones para su trabajo con la ONG Ecosistemas, en Chile.

El siguiente texto es un extracto del discurso de Orrego durante la presentación del reportaje “Minería e industria bélica: los metales chilenos en el negocio de la guerra”, el pasado mes de julio, en Santiago de Chile.

“La relación entre la industria armamentista y la crisis ecológica global es directa”

Por Juan Pablo Orrego Silva*

En la génesis de esta historia está el Premio Right Livelihood: Tengo el honor de ser integrante del Jurado del Right Livelihood Award desde hace 8 años. Este año también voy a participar del Jurado, que va a sesionar desde Sudáfrica.

Esto significa estudiar todos los años, en agosto nada menos, un documento de 700 páginas en letra pequeña sobre el admirable trabajo de las personas candidatas al Premio, lo que hace que uno se sumerja, particularmente, en los horrores de la guerra y sus secuelas en todo el mundo, y en regiones y países a los cuales los medios de comunicación chilenos prestan poca atención.

También me entero del heroísmo de mujeres y hombres y organizaciones luchando por enfrentar todo esto, lo que hace que uno se sienta pequeñito y no precisamente muy valiente. En el pasado y presente del Premio Right Livelihood hay personas asesinadas, sobrevivientes de intentos de asesinatos, encarceladas, torturadas.

Informarme sobre este “ambiente” me hizo empezar a reflexionar más profundamente sobre el ingrato tema del armamentismo y la guerra, y empecé a hacer comentarios durante las deliberaciones del Jurado respecto a que necesitamos una campaña global para cuestionar de raíz el mega negocio de la guerra. Desde la Fundación Right Livelihood me dieron los contactos de organizaciones europeas que trabajan en el tema, quienes me compartieron el documento “Materias primas en la industria de defensa europea” del Joint Research Center de la Comisión Europea.

Nótese el empleo de la palabra “defensa”, como que estas cosas no son utilizadas para la ofensa o para atacar. En este informe se indica que Anglo American, Glencore y Río Tinto son las principales proveedoras de minerales a la industria armamentista europea.

En base a estos datos, y otros, relacionados con el consumo de metales en la segunda guerra mundial, por ejemplo, publicamos un potente reportaje en El Desconcierto que pasó, curiosamente, bastante desapercibido. Debo decir que también me ha motivado el hecho que en diversos encuentros con comunidades de base en distintos países del “Tercer Mundo” he visto escrita, o escuchado decir, la frase “la minería nos está matando”.

Posteriormente, Ole Von Uexkull, director ejecutivo de Right Livelihood, que conocía mi obsesión con el tema porque había estado hablando de esto durante las sesiones del Jurado, me envió este libro, “Ecologies of Power”. Es un estudio exhaustivo sobre el Departamento de Defensa de Estados Unidos, que demuestra que como entidad singular es por lejos la que consume más petróleo y sus derivados, de todo el planeta tierra. Y, por lo tanto, la entidad que emite, también por lejos, la mayor cantidad de gases de efecto invernadero en el mundo. Con esto queda más que demostrada —aunque en realidad es obvia- la directa relación de la industria armamentista y la guerra con la crisis ecológica global, particularmente por toda la actividad minera que este sector exige.

Claramente, de todas las industrias de la humanidad, la armamentista, con toda su extensa cadena derivada, es la principal cambiadora/caotizadora del clima, y la principal agente de degradación socioecológica en el mundo. Todos los países del ‘Tercer Mundo’ abastecen desde sus entrañas esta nefasta industria: el comentado extractivismo colonial con su reguero de impactos socioecológicos negativos. Chile es un perfecto ejemplo de esto, por desgracia.

Así, tras más de 35 años de activista socioambiental, trabajando en campañas y causas muy importantes, con logros significativos y también frustraciones y fracasos, he ido constatando que solo hemos rasguñado la coraza de la bestia del disfuncional desarrollismo a ultranza, y que estamos trabajando en las periferias del problema de fondo de la civilización, de la humanidad, que es la guerra con sus desastrosos impactos directos, humanitarios, sociales y ecológicos, y el gigantesco entramado industrial del armamentismo, y de sus múltiples impactos, que afectan prácticamente a toda la humanidad y toda la biosfera.

¿Dónde está la campaña global para detener esta locura? De hecho, mientras hablamos el norte global se rearma y los presupuestos para gastos militares aumentan vertiginosamente. De acuerdo a SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute) este año el gasto militar mundial asciende a 2 443 millones de millones de dólares americanos, con Estados Unidos, China y Rusia a la cabeza y prácticamente todos los países europeos a la siga. Estados Unidos lidera por lejos el frenesí con un gasto militar que se acerca a un millón de millones de dólares americanos por año.

En Europa, hasta el cambio climático ha quedado relegado a los últimos lugares de atención. Las prioridades son la seguridad interior -es decir el terrorismo que siempre es consecuencia de las guerras–, los migrantes -que casi siempre huyen de conflictos bélicos internos o externos- y las numerosas guerras actuales desatadas que amenazan constantemente con extenderse.

Todo lo que acabo de decirles puede parecer un tanto desproporcionado en relación al video que estamos presentando. Desde Ecosistemas pudimos hacer, con sentido de extrema urgencia, este breve reportaje audiovisual sobre tan candente situación. Por supuesto que el tema da para mucho más.

Nuestra intención hoy es levantar una gran bandera roja ante ustedes respecto a todo esto que está pasando desapercibido, o siendo ignorado, ya sea por genuina ignorancia, o miedo, o franco negacionismo por lo desagradable del tema. De fondo, queremos invitarlos a una reflexión, y ojalá acción colectiva, para enfrentar lo que consideramos el problema fundamental de la humanidad y la biosfera hoy.

Se acaba la guerra y la industria armamentista, y obvio, literalmente cambia todo, la humanidad y la biosfera. Cambia el clima, o sea el sistema climático podría recuperar algo de su equilibrio pre-industrial. Es a lo que debemos apuntar. No se ve fácil, pero esa es la utopía.

*Presidente ONG Ecosistemas, galardonado con el Premio Right Livelihood 1998, integrante del Jurado de Right Livelihood